El día auguraba una buena jornada, ruta de bici desde Manzanares, pasando por Membrilla, La Solana y si no recuerdo mal la idea era llegar hasta el pantano de Peñarroya.
Ya veis la cara de alegría y lo animada que estaba en la primera parada para reponer fuerzas.
El día no estaba muy claro, pero las noticias decían que no llovería. Nubes y claros.
Ese día salimos de casa sobre las diez de la mañana y bueno, el camino no era el mejor, pero como había tramos de carretera decidimos seguir con nuestros planes de hacer la ruta.
Y en fin, esas cosas que pasan, un grupo grande de Quads como si fueran una manada de vacas espantadas, pasó por el camino y lo dejaron un poquito impracticable.
No había manera de ir por allí con la bici. La verdad es que en la foto no parece tanto pero allí... en vivo, ¡¡No os podéis hacer una idea!!
Al principio lo tomamos con humor, pero fue toda una aventura, pasamos unos dos kilómetros de la primera gasolinera que hay entre Membrilla y La Solana, quien conoce la zona seguro que sabe cual es. Jajaja.
Y empezó lo divertido del día. Tuvimos que desviarnos y meternos campo a través, a lo lejos se veía la carretera y fue la mejor salida que vimos.
Pensamos... vamos hasta la carretera y damos la vuelta, ya que sería mas o menos la hora de comer y el estado de las bicis ya era un poco penoso.
Estrené zapatillas nuevas, habéis visto que suela más moderna y confortable?? La mejor y la más ligera, una masa de barro y paja, jajajaja.
Si nos costaba andar de lo que nos pesaban los pies. Y es que aquella masa era imposible de quitar, te deshacías un poco de ella y en cuanto pisabas ya la tenías, como la mier.... mmmm pegada de nuevo.
En qué momento se nos ocurrió meternos campo a través!! , jajajaja, no lo parecía, pero estaba peor el campo que el camino.
Si habéis visto nuestros pies, imaginaros cómo reaccionaban las bicis.
Si habéis visto nuestros pies, imaginaros cómo reaccionaban las bicis.
Probamos a empujar las bicis, pero llegó un momento que no se movían y ya no podíamos con el peso de la bici + el barro y la paja.
Se hundían la bicis y cuando las sacábamos de aquella pesada pringue, se nos hundían los pies. Intentábamos sacarlos y cuando nos dábamos cuenta las bicis estaban clavadas otra vez en el barro.
Yo ahora me río, pero en aquel momento, no me hizo tanta gracia. jajajaja
Así que desmontamos las ruedas delanteras y como pardillos andábamos unos metros y nos dábamos la vuelta para rescatar el resto de la bici.
Ya sé que es un tanto cómico, ahora que ha pasado, porque en aquel momento... el esfuerzo fue tremendo.
Al final conseguimos con muchísimo esfuerzo llegar a la carretera, pusimos las ruedas, pero no hubo forma de enganchar los frenos. Pero no importaba. !!Habíamos llegado a la carretera!!
Los coches que pasaban nos miraban sorprendidos, pero no os creáis que alguien paró, que no lo hizo nadie.
Llegamos a la gasolinera y cuando le pedí al buen señor que nos dejara la pistola de agua para limpiar un poco el barro y al menos enganchar los frenos, nos dijo esperar un momento. !! No os lo vais a creer!!
!!Nos sacó un rollo de papel!!
¡¡Pero cómo pensaba ese buen hombre que íbamos a quitar el barro con papel!! jajaja.
Y siento decir esto pero... por aquí dicen mucho eso de... donde no hay mata... no hay patata!!
Ese día entendí por que lo dicen. Jajaja.
Fuimos desde allí pasando por Membrilla hasta Manzanares sin frenos claro, y con más miedo que vergüenza, porque la gente ayudar no ayuda, pero mirar... mira descaradamente.
Fuimos desde allí pasando por Membrilla hasta Manzanares sin frenos claro, y con más miedo que vergüenza, porque la gente ayudar no ayuda, pero mirar... mira descaradamente.
En fin, que hicimos marcha, y saliendo sobre las diez de la mañana, conseguimos llegar a la gasolinera que está al lado del Parador de Manzanares a las ocho de la tarde, sin comer, reventados, sin frenos y como podéis ver con barro hasta.....
Mirad, y eso que mi pantalón era marrón, pero acabó mucho más marrón y con mas peso, ahí ya le habíamos dado una buena limpieza a la bici, mirad en el suelo, jajaja.
Apenas podía subir los brazos, era como si me pesaran toneladas. Aquella noche dormí como un bebé, os lo juro!! jajaja
La verdad es que fue toda una experiencia y aunque no he vuelto a repetir la ruta, quizá un día de estos... Si alguien se anima a venir conmigo.
Espero que os haya gustado. De este día guardo los recuerdos más simpáticos y divertidos, que aunque no lo parezca hubo muchos.
Saludos a tod@s.
Y si alguien se apunta ya sabéis, llamarme que seguro que me apunto.
Besos.
Besos.
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